Una hoja de papel puede ser usada para escribir un excelente poema, algún artículo de interés, una misiva o también para dibujar un objeto de la naturaleza o simplemente, para estampar una firma.
Asimismo, una hoja de papel puede ser usada para limpiar la mancha de café en el escritorio o para llamar la atención de otra persona, haciéndola un bollito y lanzándola a algún compañero de trabajo.
Una hoja de papel puede ser instrumento de felicidad de un niño, si con ella le obsequiamos un avioncito para que juegue con él.
Nosotros “somos” esa hoja de papel y quienes pueden valerse de nosotros, pueden hacerlo de manera tal de dar un sentido a su obra o bien, desperdiciar el material y la capacidad de acción, dejando atrás una oportunidad única.
Quienes utilizan nuestro talento para lograr un resultado pueden hacerlo con mayor o menor fortuna, y eso dependerá, por un lado, de la concepción que se tenga sobre el aspecto humano de los dirigidos y, por el otro, sobre la concepción material del mundo.