En el azul de tus ojos, el mar
deja prestado un poema
y son tus labios carmesí
el bosquejo de una postal
majestuosa;
que abroquela mis ansias
y regocija mi alma
entre espumas y rosas.
Son las nutrientes de tu feminidad
el prestado colirio que deja ver
en la enjundia del cielo
la fina esmeralda
y me permite gozar, aquí y acullá,
de tu porte helénico;
en tanto que,
el astro lunar,
redescubre la noche.
El brillo en los maizales
de tu melena rubia
semeja el encumbrado loor,
el óbolo con el que Febo
regala su denario a la tierra.
El acabado limo que
esculpió tu estampa
te hizo mujer
mas el delgado cristal del tiempo
te regaló la hermosura,
ese primor que embelesa
hasta almidonar un corazón
a tus pies.
Y si yo quiero ser corsario por los mares
No necesito ya un astrolabio:
Mi norte, Eres tú, mujer.