De pie aplaudo el concierto
en que la brisa atrapa tu vestido
y deja exquisitamente ver
tu piel morena.
Admiro tus sandalias
de color carne
y tu vestido rojo
tan intenso
como la pasiòn que habita
por ti en mi cuerpo, colosal.
El cielo tiene alma
como blancas nubes
que Eolo intenta disipar;
Yo, desde mi barca intento
destronar el tedio
y confundir al mar
para que el cielo, nunca sea,
tan sòlo un apetito de mis ojos
sino, la mismìsima espuma
que baña la playa de mi soñar.
Y en esa arena quiero
a tus pies, el universo
desbocado por tu presencia
tan solemne
y saberte mìa como el mar,
profunda en su extensiòn
y majestuosa
como la atalaya donde juntos
buscaremos, ¡el fruto del amor!