(A Juan Salvador Gaviota)
Allí, donde confluyen mar y cielo
en una cota azul imaginaria,
planeando a baja altura, solitaria,
una gaviota ensaya un gran anhelo.
A su ideal, por mor de su desvelo,
ajena a toda brega rutinaria,
ignota en la bandada como paria,
¡su ser descubre inmenso con el vuelo
Ella colige el sesgo del reproche
mas el volar, entiende, está primero;
y en un virar titánico e insurgente
y tras el bruno manto de la noche
buscando un cielo nuevo, reluciente,
el ave muta, y tornase lucero.