Alma eres, dueña de mi asombro,
vida intensa que promueve la certeza
justa de mi razonable inmanencia.
Sueño que se prolonga
o se materializa en un cuerpo,
urdimbre necesaria;
lágrima que respira, al tiempo
que condensa en la gota una eperanza
amaneciendo ...
Embrujo
mientras el cerezo germina,
generosamente, en verdes hojas.
Sutileza en el viento
dejando una forma viva
El himno de los pàjaros me alimenta
¡Nace un nuevo dìa!