En la divina tarde, donde Febo transpira,
La mariposa vuela, de flor en flor, jocosa;
Besando al jazmín y también, a la rosa
Y del polen cautiva, ¡por su mosto delira!
Ella despliega el ala tras el verde que expira
Y sueña, solitaria, procrear milagrosa
La fiebre de un amor que la corone esposa
Y le dé contenido tal, a su fe que respira.
Cual libélula busca por el acantilado,
Con alas perfumadas de mares y de vientos
Donde parir el fruto de su naturaleza;
La mariposa tiene tintes de azul morado
Y lleva entre sus alas, la sal, los elementos...
Ese capullo, in vitro, que marca su realeza.