Sobre mi barca
juegan las olas a estribor
mientras navego al paralelo azul
por este mar solemne y embravecido;
fustigo a los rayos ornamentales
y al Dios del martillo
por azuzar la salitre en las aguas
y decomizar a la luna del cielo.
Elevo mi arpón, -como Moisés alguna vez
lo hizo - y amonesto al mar
y restauro la calma.
Ahorita, enciendo mi pipa
y escribo mis versos
usando una tablet -soy tecnológico-,
y aferrado al palo mayor
dejo atrás a la Huraña.