En el papiro dejo mi escritura,
mi vaga impronta coloquial, terrena;
transpiro el alma, ¡plena de locura!
mientras la sangre fluya por la vena.
No soy cual ave fénix que tras pena
de morir, vive o nace santa y pura,
al viento dejo mi parir, verbena
soy en el jardín y nazco sin fisura.
Acaso el girasol de celos muta
al ver que tan florido voy sintiendo
del amor, las caricias del dios Febo
Y por vivir del soplo soy mancebo.
No dejo grafos simples en la gruta
escribo trazos nuevos ya fingiendo.
***
Es que el esplendor de mi vasta letra
aunque no rime en giros zodiacales
no se somete a dogmas.