Tierra negra
como los ojos de tu amor
en mi frente estampados.
Coloquio de bostezos
en la algarabía de la noche.
Resplandor del minotauro
en el campo do amanece
mi yo desnudo.
Entelequia de un amor
encapsulado en la humedad
de una lágrima.
Y cientos y cientos
de minutos
esperando...
que me dejen implantar
en tu vientre,
¡en tu negrura virgen!
la magia de un soñar
casi asimilado a tus raíces.
Entonces
el embrujo de este amor
donde no cabe el paroxismo
despertará el frenesí constante.
y no será la fiebre de una pasión mostrenca
ni de una llama militante,
será la imagen mítica del fulgor
que todo entrega al despertar
en una dulce manera.
Lejano el sol
sobre la blanca arena;
en ese vientre puro,
al viento legará con alabanzas
una miríada de besos...
¡Mientras desciende azul,
sobre la vasta eternidad
heredad de los agricultores
con arados de madera
placebo de la tierra renegrida
y llena de bondad
junto a
tus ojos de amor
y tu rugiente primavera!