Crespón y azote de la marea
en torno a ti, agua profunda.
Vieja idiosincrasia de los hombres
y una justa amonestación.
Este mar es un escenario posible
y una lápida, quizás.
¡Nadar en ti es una medalla
y soñar contigo es un afluente!
Me repito a mi mismo en espejos tuyos
y respiro tu perfume.
El mar tiene alas y yo,
necesito de ti, una sola, para partir
o frisar mi vanidad en una tarde cualquiera.