Eterno frío en tus paredes ancestrales
gobierno indefinido de pulgas
en el vaso de tus venas
y una mancha sigilosa de altruismo.
Esbelta figura pisoteada
por la grandeza del desierto
y la tempestad de los vientos.
Ruina en pedernal,
mayéutica de pudorosos perfiles
en el valle...
¡Ingenua!
Totalmente eclipsada en riscos
y tulipanes de asombros
te desangras en vano pliego
para asir el cronos
o verter en la arena
un sacrificio.
La valiosa inquietud de tus ojos
sumergida
en un Pitágoras de lunas, asimétricas;
y sobre el codo
tu lengua,
que calla el silogismo.