Cosquilla intensa en tus ovarios
en una noche singular después;
medita el cosmos en tu género
y se proyecta criatura,
astro y figura gobiernan el asombro
de tu luz
y dócil la unidad se vuelve
sentido y llanto.
En tus montes
abunda el oleaje de mar
desde los tiempos pretéritos.
Cobija, la luna, un moisés
en su semblante de faz pura
y, alguna que otra, luciérnaga
destella en la noche
señoreando en el bosque.
Y tú ríes o lloras, mágicamente
en el alba
con tu mitad abrazada a tu pecho
y la proeza del viento
besándote el alma.