Reniego a ser vasallo de otro rey

Tal vez...
cuando la huella de mi peregrinar
por esta senda se jubile
por un decreto imperial del rey Sajón
y sea el bardo ya trofeo de malandras
y de alcahuetes que la van de compadritos;
chapoteará mi nombre por el fango
como una historia repetida por el viento
en un arrabal manchado de sudor y lágrimas
entre paredes que lo atornillan al olvido.

Y será quizás
en un duelo improvisado de cuchillos
entre cabrones que asistan a mi funeral
que secrete lombrices el cielo hasta que revienten
y se amotinen las espermas ante el graznido de los gansos.

Ese día habrá, ¡por Dios que lo adivino!
Perfumes de claveles y de rosas
y muchos ceniceros en una mesa ratonera;
pero no exhalaré mi aliento en ese duelo
ni siquiera una pitada.

Tal vez...
sea  una noche voluptuosa
en que la ruda macho
cansada de esperar a su hembra enredadera
tome a la higuera virgen por esposa
y la declare hermosa en un tropismo de amor
mientras bebe hasta el hastío la cicuta de sus ramas.

Y será quizás
ése el momento preciso ¡y no otro!
en que una rosa me amamante
y nutra de fragancias mi albedrío;
pero no exhalaré mi aliento en ese duelo
ni siquiera una pitada.

¡De España soy, tradición del verbo y amerindio!

Mi fiel compañero de letras :

Eres un cabrón, pero reconozco tu trazo augusto

Saludos