Por el ardor del labio que me besa
y por el pecho enhiesto que transpira,
este arponero busca a su princesa
sobre infinitos mares do delira.
Y quiere sobre el mar asir la presa
de la sirena rubia que respira
entre la espuma blanca que embelesa
tras aquel son que nace de su lira.
De su silueta, él busca el caramelo,
toda la savia pura que confiere,
la magia de su loor y su presencia.
Y anhela de su ser la transparencia
y de sus uvas el licor que fuere,
a fin de prodigar su amor al cielo.