A mortales, ¡ninguno!, salvo a mis padres que con amor me concibieron, rindo tributo, homenaje o pleitesía.
Yo camino solo en la vereda del tiempo y no me sumerjo en vanas entelequias.
El aire es de todos y, a su vez, de ninguno - aquel que se arrogue el derecho de decir quien pueda respirar y quien no - es un tirano y merece la estocada de mi espada.
Amo las flores, la poesía y la libertad.
Respeto a todos y no discrimino ; pero a nadie alabo más que a dios y a mis progenitores.
El mundo está lleno de aduladores y cortesanos - no quiero eso para mi reino -
yo busco el criterio, el disenso, la libre expresión y la inteligencia.
No quiero poetas sin lunas, ni cantores que entonen su estrofa por ducados y prebendas.
Vivir es una dicha que no tiene precio, y todos merecen gozar de ese don tan altivo.
Mi causa es la causa común de los corazones: vivir y dejar vivir;
tomar lo mío y dejar que los otros tomen lo suyo.
No robar, no matar, no injuriar, no mentir, no crear falsas doctrinas ni hacer un apostolado de la infamia.
Busco la virtud y la sencillez de lo cotidiano; las riquezas no compran humanidad sino que la corrompen.
El mejor camino para hallar la felicidad se encuentra en nuestro corazón; no, en nuestra billetera.
El mar es un solo, majestuoso, inescrutable, inmenso...
ondinas somos de ese terruño en el pliego existencial !
¿Por qué la ciudades están manchadas de odio?
Todo por el vano culto a la frivolidad que ha gestado un paradigma al que todos acuden , la necedad se ha apoderado de la plebe y los masones han forjado las bases de la anomia ciudadana.
ha desaparecido la brisa
y el calculo aplasta la fe
el vector ha sido dirigido por el embrujo
de la forma hacia hogueras
y el contenido ha sido viciado
por el color de la osamenta
la peste acosa por doquier
las almas y puede
destemplar a las mentes
y no existe una virtud
sino ruindades selectas
y un son de ruidos a timbales
que dirige una musa vestida de miedos