Besar sus desnudos, quiero,
bajo la lumbre escarlata
y de su venero beber
durante toda la noche
ese licor que me embriaga.
Quiero sentir su poesía,
el manantial de sus labios
sobre mi sedienta boca
junto a la seda de su piel
enroscada a la mía
en un epísteme rabioso.
Quiero amanecer con ella
entre acuarelas gozando
del afluente divino de su sonrisa
y de la miel de sus pechos libando.
Mas, si MORIR es mi suerte
en este espacio mutante...
Besar quisiera entonces
de su geografía imponente,
en un intervalo finito de gloria
cuál un caballero andante :
¡Todas las flores del huerto,
todos los lirios del campo!