Tras los pasos de una virgen doncella
que sepa tañir el arpa o la lira
un Hidalgo de la Mancha delira
bebido de licor una botella.
En su rocín el hidalgo va hacia ella
seguido de un escudero que lo mira
como preguntando si no es mentira
del vivir de Dulcinea la bella.
Pero el Quijote danza en el Danubio
añorando ver de su amada el velo
explotando de amor como el Vesubio.
Y en su gran corazón de terciopelo
bajo el hechizo álgido de un sol rubio
en sus andanzas se descubre lelo.