Iluminados tus ojos, Arponero, de mar y cielo
reprendes a las Furias con la autoridad
de tu sublime arpón
y las aguas te acompañan en tu gesta.
Te columpias, Arponero, sobre la bahía
y saboreas en tus labios la sal
más fina y pura
entregando tu alma
a la belleza inescrutable de los tiempos.
¡Que no te aflija el cachetazo de las olas
tras el pasaje indolente del Tsunami
Tú, tienes corazón y sangre
y puedes contemplar el beso de la luna!.
¡Ay, Arponero, cuántos minutos de tu vida
has entregado a la causa
y cuántas mocedades conocieron por ti
lo profundo del mar
en tu tinta!
mas, tú, hijo de la vida y del hombre,
¡bohemio altruista!
nunca anhelaste palmaditas, ni glorias,
ni cartulinas, ni metal
Sólo coliges tu destino...
En las azules improntas
donde tu féretro,¡tórnase esfera y cristal!.